Me presentaré ante todos vosotros comentando una experiencia mía que en su momento consideré
gratificante.
Si dicen las malas lenguas que un crítico de cine es un director frustrado..., opino que mi estado filosófico/mental de historiador de Arte, puede muy bien corresponder al de un artista frustrado con increíbles ansias de ser partícipe del sublime acto de la creación artística; por desgracia no poseo ni la más mínima gracia creativa en ese campo. Desde esta perspectiva, jamás pude imaginar que algún día podría ejercer de minúsculo
performer y así cumplir mi deseo oculto; debo agradecerle a
Spencer Tunick esta dicha, ya que fui uno de tantos que paseo sus vergüenzas en Barcelona para mayor gloria de políticos y
mass media. Adivinad quién soy en la foto, es muy fácil si observáis con atención, y
buscáis al verdadero
performer que rompe la orden dictada por
Tunick de abrazarse como buenos hermanos alienados.
Spencer Tunick - Barcelona 3 (Institut de Cultura) 2003
A continuación os reproduzco mi reflexión de este acto que escribí durante el viaje de regreso a mi dulce hogar, y que titulé
LA HUMANIDAD A TRAVÉS DEL OJO DE SPENCER TUNICK.
En Barcelona, a 8 de junio de 2003
"Marketing personal, instalación, performance, fotografía, quizá todo a la vez pero con el único resultado del reflejo de la humanidad, cuyo telón de fondo es su propia obra, en este caso concreto, un recinto ferial del siglo XX.
Tunick cambia la mirada tradicional de la fotografía sobre el paisaje natural y el urbano, consiguiendo con sus paisajes de cuerpos humanos en escenarios de cemento y edificios, una síntesis que revela a lo humano como intersección entre lo natural y lo creado. Formalmente, esto se vierte en imágenes cálidas, que dignifican tanto lo humano como la ciudad, que es ahora su mundo natural. Si como se ha dicho desde los clásicos, el arte ha de reflejar la verdad, esto lo cumple Spencer Tunick, ya que la verdad de la humanidad es lo sexual y lo social, reflejado por la desnudez absoluta y el contexto casi siempre arquitectónico de construcciones sociales como son la ciudad y económicas como es el caso de esta instalación en la feria de Barcelona. Esta contraposición duro-blando, como todas las de este tipo en el arte, no son nuevas, ya que se remontan a la disputa entre línea o color, desde el Renacimiento y con más fuerza en el Barroco.
Como actor en primera persona que fui del acontecimiento considero que este evento es una instalación solo para los participantes, el autor y sus asistentes, pero sobretodo es una fotografía, ya que es la expresión artística que el público percibe en último término.
Las dos primeras tomas, en posturas clásicas de Tunick, supino y fetal, se realizaron entre las 6,30 y 7,30 de la mañana, después de hacernos esperar dos horas formados militarmente en el hangar. Es evidente que esto tenía como objetivo el que las personas que tenía que participar en el acto se desearan desnudarse de una vez. Fue especialmente intenso el momento cuando el artista dio la orden de desnudarse; gritos y algarabía por todas partes, se contravenían las normas. Se partió de un ambiente predispuesto, por el autor, de rebeldía contra lo establecido socialmente, en cuanto a horario y sobre todo por la muestra de "vergüenzas". Para desconectar de este modo a los participantes de toda ligazón a lo social que en cierto modo tanto perjudicaría la instalación en el sentido de continuar con una mirada clásica hacia la fotografía. La tercera fotografía no prevista en el guión que el artista nos remitió a los participantes por internet, fue tal vez la más desconcertante por su significado. En ella, todos los participantes, en un gigantesco pabellón ferial dispuesto como vestuario, desnudos ante su ropa y dispuestos en damero, indefensos en su desnudez, sin nada que les diferenciara a unos de otros, hacían recordar a los campos de exterminio. El autor dispuso que nos fundiéramos en un abrazo muy frío, con los brazos extendidos y la mirada perdida. La sensación que desprendía esta instalación era mecanicista. ¿Otra vez contraposición máquina-hombre? ¿o crítica a la alienación humana? Estas dos preguntas nos remiten como resumen de intenciones del artista a la cuestión de si el hombre todavía forma parte de la naturaleza."