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Ella misma dice que incluso llega a dudar de la calidad de su obra y que tanto la realización de sus proyectos, como su laboriosa ejecución, no encuentran el respaldo necesario de lugares expositivos para poder continuar su labor artística, con alegría y esperanza.
Analizando sus obras, observamos una minuciosidad en sus proyectos y una ejecución muy depurada; entonces, su obra y la de tantos artistas plásticos españoles, ¿porqué no tienen una salida comercial?. Sin duda en gran parte es debido a la casi nula conciencia y gusto artístico de España hacia el arte contemporáneo y los autores desconocidos, viendo en la compra de arte un mero acto de inversión económica.
El otro factor importante de este ostracismo de nuestros artistas contemporáneos y no sólo desconocidos, ya que se observa el poco peso proporcional del arte actual español en las ferias y subastas internacionales, lo encontramos en los galeristas. No todos, afortunadamente, los hay buenos, pero una gran mayoría no son verdaderos profesionales del arte y no viven de su trabajo. Estos nefastos galeristas comienzan por pedir alquileres de 1.000/2.000 € por 15 días de sus locales, con los que pagan sobradamente todos sus gastos y encima viven. Además te piden 500 € de promoción que finalmente lo es de su propia galería. Pretenden quedarse con el 40% de las ventas, pero la prueba final de su incompetencia es contratar a artistas sin ver su obra en persona, considerando que con unas pocas fotos es suficiente. Estos personajes se dedican a regatear todo tipo de gastos como el catering, seguros, transporte,... para descargarlos en las espaldas laboriosas y desencantadas de nuestros artistas.
Yo me pregunto, si una galería pequeña puede albergar unos diez cuadros modestos, valorados en unos 1.000 € cada uno de ellos, el beneficio limpio de su cuarenta por ciento ascendería a 4.000 €; cantidad más que suficiente para llevar adelante su negocio. Es por eso que la respuesta a mi pregunta no puede ser más que ésta: no se van a molestar en venderlos; o no saben o no pueden o no quieren.
Todo esto se resuelven en una amarga decepción para los artistas, que desembolsan fuertes cantidades de dinero y ven como sus pretensiones de fundar una carrera son ilusorias, porque nadie más que los habitantes de una pequeña ciudad verán su obra.
Ante este panorama, considero que estos artistas como Matilde Montesinos, deberían unirse con otros creadores y fundar Asociaciones por su cuenta o una galería profesional que respete y dignifique su trabajo, que es lo mínimo que debe de exigir un trabajador/a, aunque se dedique a un mundo tan extraordinario y sensible como el Arte.